Un estudio realizado por Deloitte y la Universidad de Nueva York reveló que las empresas alimentarias que han adoptado prácticas sostenibles en sus operaciones han experimentado ganancias financieras significativas. El 99 % de los ejecutivos informaron un crecimiento de ingresos en tres años, mientras que un 98 % señaló una reducción de costos debido a estas inversiones.
El estudio resalta las diferencias sectoriales en los beneficios derivados de las iniciativas de sostenibilidad. Por ejemplo, los procesadores y proveedores de servicios alimentarios principalmente experimentaron crecimiento de ingresos, mientras que los minoristas y restaurantes lograron reducir costos.
Contrariamente a la idea de costos adicionales, el estudio enfatiza los riesgos financieros de la inacción, con un 57 % reportando pérdidas de ingresos debido a la falta de inversión suficiente en sostenibilidad. Además, la modelización económica de terceros reveló un sólido ratio de costo-beneficio para iniciativas climáticas agrícolas, como la experiencia de McDonald’s en EE. UU.
Las estrategias clave que impulsan estas ganancias financieras incluyen la venta de productos con reclamos de sostenibilidad verificables, la mejora de la seguridad alimentaria y el abastecimiento responsable de la cadena de suministro
A nivel global, la sostenibilidad agroalimentaria se alinea con iniciativas como la estrategia “De la Granja al Tenedor” del Pacto Verde Europeo. Un estudio empleando el método MRP-PCI evaluó la sostenibilidad de la cadena de suministro agroalimentario en países de la UE, revelando a Italia y Suecia como líderes. Sin embargo, persisten desafíos, particularmente en sectores de consumo.
Sigue leyendo: Disminución de aguacates de California representa una oportunidad para México
Canadá también muestra un compromiso con la sostenibilidad agroalimentaria, con substanciales inversiones gubernamentales en iniciativas como el Índice Nacional sobre Desempeño Agroalimentario. Desarrollado en colaboración, el Índice sirve como una herramienta integral para evaluar y validar reclamos de sostenibilidad, mejorando la transparencia y el acceso a mercados globales.
La sinergia entre el apoyo gubernamental y las iniciativas sectoriales subraya una estrategia cohesiva hacia la agricultura sostenible y la producción de alimentos. Las prácticas sostenibles no solo fomentan la prosperidad económica, sino que también impulsan la creación de empleo y el desarrollo rural, contribuyendo a un sistema alimentario resiliente y equitativo.